DISTRACCIÓN MASIVA
Love Profusion
Querida Marina, te mando un beso.
Que tengas un feliz cumple.
No cumplo años el mismo día te mando un beso enorme y te veo mas tarde cheers poder festejar con vos tu cumple León y Benita estaban muy entusiasmados pensando en ayudarte a apagar las velitas. amiga, FELIZ CUMPLE!!!!!!!! Espero que de verdad puedas disfrutarlo. te adoro y sé que vas a estar muy bien. feliz cumple!!! llegué ayer de las europas y estoy medio rota, pero quiero pasar hoy a la tarde.
Muy feliz cumpleaños, querida. Géminis, según mi atenta lectura de los horóscopos más berretas viene una buena época después de muchas complicaciones. Así lo deseo. Me pasás tu dirección que no la encuentro? espero que pases un lindo, lindo día beso! FC! And happy new life!
feliz cumple!!paso a saludarte cuando salgo de la revis!beso grande Merin, espero que tengas un muy feliz cumple y que puedas concretar SIEMPRE todo lo que quieras.
hola. bueno, feliz cumple. en fin, que la pases bien marin, este año no hago referencias a nuestra edad. un beso grande. te adoro y te deseo lo mejor. FELIZ CUMPLE!!!
pasala genial, divina nunca me olvido de vos los 31 de mayo. Te mando un beso enorme.
Canción mientras cocino*
¿Qué hay después, qué hay atrás, será hermoso, será feo?
Resplandece, tiene filo, es lo que quiero.
Estoy tranquila cuando cocino, revuelvo
Es él, es él, con las ojeras, la cicatriz... ¿será él?
Mido los ingredientes, retiro el excedente
sigo recetas, recetas, recetas, jajaja
Hierve, se eleva, y me busca a mí
No me importaría si fuera de huesos, igual
no quiero ningún regalo este año
si cumplo uno más es de casualidad
Las ventanas brillan como en enero
sólo que un poquito menos.
[*ráfagas mentales en versiones libérrimas de famosos poemas sobre cumpleaños en mash up con un tema de sonic youth]
¿Qué nos pasó?
A veces no es la pregunta que nos hacemos cerca de las cinco de la mañana, cuando caemos en cuenta de que pronto habrá que enfrentar un nuevo día, mientras miramos el vacío o una espalda completamente extraña al otro lado de la cama. A veces es la pregunta que nos hacemos cuando, después de una presencia masiva en la Plaza de Mayo, nadie dice nada. Entonces empezamos a hacernos otras preguntas.
Los días que rodearon al 24 de marzo, con su conmemoración treintañera y la convocatoria a marchar, estuvieron cargados de reflexiones (algunas reunidas, por ejemplo,
acá) que daban una y más vueltas en torno a la cuestión de si iro no ir, celebrar o recordar en silencio. Más allá de las dieferencias sobre el tema, la Plaza se llenó de gente --se llenó de bloggers y de gente de clase media y media alta--, y en la red sobraron, también, las crónicas del día. Entonces, primera conjetura:
Las plazas a las que va la clase media despiertan más hermenéutica que las plazas de los pobres. La plaza de ayer, para bien o para mal, o, más bien, gracias a las dádivas o no, fue una plaza de
pobres, lo cual no es lo mismo que decir "del pueblo" -con otras implicancias que en esta oportunidad no nos detendremos a detallar. ¿Por qué? En primer lugar, porque la del 25 fue una plaza peronista. Y como un Golem con más fuerza que sabiduría fascina, pero se resiste a una interpretación. Pero además, porque la neurosis es una enfermedad de la que sólo pueden ocuparse las clases burguesa y pequeñoburguesa, y toda esa neura que nos produce -además del hecho, claro, de que estamos
pensando la cuestión- el ir o no ir a la Plaza en un aniversario del Golpe, las repercusiones de ese Golpe que todavía retumba en nuestras cabezas, la culpa y la necesidad de pensar quiénes somos en relación a la Dictadura, nos ocupa y produce discurso. Porque nos encanta hablar de nosotros mismos.
Ahora, ¿había clase media? Sí, había. Muchísimos funcionarios -porque son muchos-, ex montoneros -militantes de base-, y actuales ratas de ONGs. Algunos de ellos creerán en lo que hacen, en el lugar que ocupan: Creen en el Gobierno. Pero la pregunta más importante es esta: ¿había clase media espontánea? Muy poca, diría. El que no estaba cubriendo para un medio fue en plan sociológico o pasó de camino al analista. El que no, lo vio un rato por la tele y cuando apareció la Sole revoleando tela ya cambió al cable. Habrá quien le prestó más atención a los discursos, rescatando algo de alguno, torciendo un poco la boca durante otro. Pero a nadie se le despertaron las pasiones: ni la patriota, ni la setentista, ni la nacionalista --de los sueltos digo: ahí en la Plaza había unos cuantos a los que algo se les había despertado, aunque más no fuera el hambre.
Es que sí: el expresionista, con sus maneras bruscas y sus hipérboles, nos cae grueso. La esposa --aunque algún día hablaré de cómo me calienta su retórica-- se clava demasiado los pantalones ahí. El bigote da asco, y dicen los que saben que la política social del Gobierno es un desastre. Pero Tomada nos cae bien, Ginés nos cae bárbaro, y algunos gestos --pongamos, ta bien, aunque un poco perimido, el de la Corte-- nos encantan a pesar de que le emparejemos los bordes
exagerados y demagógicos con lima discursiva (y, si querés, el de la Esma también, que a quién no le encanta pasar y ver las siluetas en metal de jóvenes y embarazadas y contarle a sus hijos la historia de los villanos vestidos de marineros cuando pasan para el country de los amigos o para el restorán Siga la vaca).
Hace menos de un año se me acusó, entre bromas y en off the record, de
kirchnerista, por haber preferido a Bielsa en un debate televisivo del que participaba junto al candidato por el Pro y Carrió. Tuve que esgrimir una razón que excede la especificidad de este gobierno: que jamás había votado al peronismo. No hay distancia histórica para criticarlo, me dice mi amiga más sensata antes de decir "Yo lo voté". Hacia el otro lado de la mesa, una chica opina: "¿Querés saber lo que pienso? Que a nadie le importa un huevo los demás y que todos tratan de salvarse y cagar a los demás". Un rato antes, esa misma chica había dicho que en el sexo los hombres siempre pierden y las mujeres siempre ganan. Me pareció no entender. "¿Te gustó mi opinión?" No, le dije. Pero no te preocupes que no te voy a discutir. "Y además -agregó- vos te acabás de comer a todos esos seres de mar y ellos seguro van a llegar al Paraíso antes que vos." No entendí de nuevo.
Las opiniones idiotas, desde ya, no me interesan, pero tampoco las reaccionarias ni las de gorilas de izquierda. Ahí el argumento es simple. Lo que me falta encontrar es, como dice Martín, una cabeza nacional que tenga buenas razones para criticar a K, que no sean lo del autoritarismo porque esa es fácil de desarticular y porque a mí, sinceramente, no me pega. Que no sea que se ocupa de los pobres poco y mal --que no sea eso sólo. Que no sea que dirige la economía al tun tún montado en el caballito de la soberbia, o que navega la ola de la bonanza mundial. Que no sean las cuentas en Suiza. Que no sean cabitos sueltos sino una red de pensamiento que se tense y se sostenga. Algo que sirva de base para que por acá circule un debate un poquito más caliente.
Date vuelta
Cuando resigné la manía de salir que te impone el auto (mi papá se fue de viaje, me dejó el auto y la ansiedad por descubrir qué hacer con él),
decidimos quedarnos en casa viendo la peli que me regaló Celine Keller cuando estuvo en Buenos Aires y
Cecilia me la presentó. Me pregunté si no estaría aplicando la misma
lógica que mi padre
--¿Fritz el gato?, Sí, pueden verla, es de dibujitos-- al ver
Turnaround con mis hijos, pero no. Más bien estoy tan atenta que retiré de la partida de revistas la
Playboy que pensaban usar para hacer collages.
Preparamos una bandeja plateada con golosinas --M&Ms con maní, galletitas bañanadas en chocolate y Biznique-Nevado (se levantan apuestas sobre cuál de los dos es el verdadero nombre)-- y la pusimos.
La película --hecha con dibujos en blanco y negro-- empieza con una escena de amor entre dos mujeres jóvenes, y un niño de cinco o seis años, hijo de una de ellas, que las mira celoso. Las mujeres lo saludan, le preparan la comida y después se encierran en su habitación y se desnudan para meterse en la cama mientras, en la suya, el niño se muerde los labios de la rabia. El niño, en la película, se llama León.
La trama abunda en flashbacks --la madre del niño y su novio van de visita a la casa de una pareja amiga que acaba de tener un hijo y ahora vive en los suburbios; salen aturdidos por el llanto del bebé, sin haber podido conversar, se preguntan qué les habrá pasado a sus amigos-- y digresiones --ella recorre todas las discos de Berlín con el bebé en los hombros--, y no es fácil de seguir. Mis hijos, para comprender, resumían en una palabra o frase corta los hechos de cada escena.
Beso. Beso con teta. Furioso. Busca al padre. Se encierran. Encuentra al bebé. Aturde. Perdida. Crece demasiado rápido. Se siente un bebé. El llanto se oye en toda la ciudad.En un momento me levanté a buscar agua. Cuando volví, una mujer dibujada en negro sobre fondo blanco se agarraba la cabeza mientras atrás avanzaba una serie de espirales concéntricas. ¿
Qué pasó?, pregunté.
Encontró la locura, contestaron.
Pequeñas anécdotas sobre las instituciones
Hija se acerca bailando con una cinta marrón finita e infinita que termina en un objeto de plástico cuadrado con una etiqueta que dice:
MARINE EN SUPERNOVA.
B: Mamá, ¿qué es esto?
M: Un casete, hija. Esto se llama
ca-set.
[
97 Lovers]
****
Palermo 3 am. Ruidos raros. Me levanto a ver de qué se trata. No parecen las habituales fricciones de dientes.
M: Hijo, ¿qué hacés?
L: Es que no puedo poner todos los naranjas, mamá. (sentado en la cama con el cubo Rubik)
[
Gracias, Rollo]
Diario de Salida al Mar II
Alejandro Rubio me tomó con fuerza del hombro y entre dientes violetas por el vino me advirtió que todos en la sala habían notado el ataque de risa que me dio durante una de las lecturas. Lo calificó de adolescente pero después agregó: "Algunos se lo buscan".
La exposición de Martín Prieto estuvo a la altura de todo lo suyo. Para los que lo leyeron, era una versión ampliada del prólogo a su reciente historia de la literatura argentina publicada por Taurus. El debate posterior mantuvo el tono académico al que Prieto había querido no con completo éxito esquivarle, hasta que Alemián, inquisidor, le preguntó en qué medida el proceso de nacimiento de la literatura argentina que proponía no era posible de ser pensado respecto del surgimiento de cualquier literatura nacional y qué era, entonces, lo específcamente argentino de nuestra literatura. Martín Prieto dijo no haberse formulado esa pregunta, pero concluyó en que finalmente la literatura nacional no es otra cosa que un diccionario y las relaciones que se establecen entre los términos de ese diccionario, más una serie de nombres también trenzados productivamente entre sí.
Luego llegó la poesía. La mesa incluía a un poeta que se apoyaba en una base de catálogos y categorizaciones al estilo de la vieja canción "Gente que no". Poemas gambarottianos de la primera hora mientras Gambarotta debía estar revolcándose en su propia silla. También convertía a un líbro de física en poesía (otro recurso que hasta yo probé en mis veintes con De los átomos a los quarks). Y el componente social en versos como "los que duermen cuando tienen hambre".
Selva Di Pascuale -qué bueno llamarte "Selva", observó Fabián Casas- es una gran poeta, dueña de versos memorables como "El amor es/ 2 trenzas de carne vacuna/ avanzando hacia el horizonte" -y eso es sólo una pequeña muestra. Empezó su lectura dedicándosela a su hija Selene, "por si de algo sirve la poesía, que sea para alejarla de la soberbia y la perversión que muchas veces van juntas". Temí -porque hace mucho que no la escuchaba- que fuera una más de esas mujeres a las que la maternidad las deja idiotas, diciendo cosas grandilocuentes como si sólo a ellas les sucedieran esos milagros cotidianos. Pero por suerte, leyó su poesía potente, señalando hacia el escenario vacío al hijo de cinco años que nunca habían tenido y que jugaba solo con una lata y un hilo, y cosechó un aplauso cerrado.
Cuando leyó Domeneck me dispersé, en parte gracias a la libélula en la nuca de Violeta Kesselman. Puedo decir que su actividad como disc-jockey se trasluce en su poesía y su modo de leer.
Hubo café y té el en lobby y esta vez me tocó conversar con Martín Prieto sobre lo triste que pueden ser algunas vacaciones, con Gabriela Bejerman sobre los caminos del ascenso social, con Diego Ramírez sobre las probabilidades de que Gladys González saliera de la rehabilitación y concretara el Encuentro en Chile, con Laura Lobov de lo bueno por venir y con Yanko Gonzalez Cangas de aquellos libritos que recibía encantado en los 90.
Daniel García Helder, motivado por el rescate de Éxito, leyó poemas de El guadal. El libro fue publicado en el 94, desde el 93 que no los leía en público y, según dijo, tampoco en privado. Lo escuché sentada al lado de Ana, su hija. Me acuerdo de Ana correteando entre la gente en las lecturas, hace más de diez años. (El día anterior, Daniel le había dicho a L: "Ella también era así, como vos, cuando venía a escuchar poesía"). Me acuerdo de ese festival en el Centro Cultural San Martín. Ahora estaba ahí con su novio, en ese momento de la vida en que los novios son idénticos entre sí. En la fila de adelante, Martín Prieto le comía el pelo a su novia. Todo por adentro, finalmente, se estremece. Helder lee: "Años que son un solo momento". Era evidente que tantas horas de poesía iban a terminar por conmoverme. "Esa tarde... pasó, luego/ todo pasa". Después leyó Sergio Parra. Y más tarde hubo una fiesta.
Diario de Salida al Mar
El III Festival Internacional de Poesía Salida al Mar empezó el jueves. Ese día no pude ir porque a veces tengo que trabajar. Ayer fui con L.
Mientras daba besos y me daban, L se sentó en la punta del sillón de cuero negro, junto al poeta que pasó un año en la cárcel por consumo de ponografía infantil. Cuando la lectura estaba por empezar, me acerqué al sillón y le di al ex convicto que el año pasado estuvo en mi casa un gran abrazo. Entramos.
L y yo nos setamos en la primera fila y mientras la gente se acomodaba acordamos ciertos pactos:
-Si se aburría, L volvería, sin siquiera comunicármelo, al lobby a leer, donde Lucía, distribuidora de Siesta, lo cuidaría. Si yo me aburría, permanecería en mi asiento y me aguantaría.
-Si un poeta nos gustaba, nos miraríamos y guiñaríamos un ojo. Si nos disgustaba, nos miraríamos y elevaríamos las cejas.
La primera mesa estuvo integrada por Andrés Kurfist (Neuquén), Ezequiel Alemián (Buenos Aires) y Jessica Freudenthal (Bolivia).
Durante esta lectura elevamos las cejas yo dos veces y L sólo una. Guiñamos dos veces. ¿Los números no cierran? Es que en un momento no hubo coincidencia: yo alcé las cejas y él guiñó. Al rato tuve que admirir que él tenía razón y guiñé.
Luego hubo una performance de Gabriela Bejerman. Gabriela estaba hermosa como siempre y su coequiper, una morocha muda y escultural, era una sombra perfecta. Gabriela leyó tres poemas sobre tres bases musicales distintas, realizando concretos y breves movimientos coreográficos coordinados con la otra mujer. El primer poema tenía como tema central a la traducción y las dos avanzaron por el pasillo con pasos tangencialmente tangueros. El segundo hablaba de un venado y me hizo pensar en un cuadro de Max Gómez Canle. El tercero era como un relato de Chandler con toques góticos. Cuando terminó, abrí el aplauso. A L le dio miedo, pero Gabriela le dijo que no debía temerle: ella le había regalado el oso panda que mete las manos en los bolsillos cuando nació.
Fashion emergency
Si tuviera un segundo traje, nunca habría conocido el dolor.
Al llegar a casa, cambiarse de ropa, arreglarse, es suficiente para sentirse otro.
Viktor Sklovski, Zoo o cartas no de amor
Federico
lo dijo primero y mejor:*
"El primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la
monogamia."
* Engels, "El origen de la familia, la propiedad y el estado"
El domingo fuimos a ver la de los pingüinos. No me provocó tanto
entusiasmo, pero creo que tampoco hay que pedirle tanto al cine. Alarmas morales (o anti-moralistas, serían en este caso) aparte, que se activan a cada rato, la música es de una especie de Björk francesa (Emilie Simon) y los bichos son espantosos pero increíbles.
En la peli, que documenta el ciclo reproductivo de los pingüinos, te hacen creer --sin preocuparse por demostrarlo-- que por lo que dura ese ciclo (un año aprox.) los pingüinos forman una pareja estable y son fieles (monógamos) hasta el final. Aunque se separan más de dos meses cuando la hembra se va al mar a comer, y después vuelvan a separarse cuando el macho se va a comer él, al volver se buscan y encuentran a la misma pareja que eligieron el día que empezó el ciclo del amor.
La cuestión de la
monogamia en la peli es central y lo que hace a los pingüinos humanos --o incluso mejores que los humanos: humanos buenos, buenos cristianos-- es la forma pseudo matrimonial (pensando aquí en el modelo de matrimonio burgués actual) en el que se unen. El modo de comportamiento incluye una responsabilidad del padre casi equivalente a la de la madre en el proceso de gestión y cuidado de la cría. Se hace difícil, al ver el film, no creer en las teorías conspirativas que hablan de grupos católicos operando atrás de los bloques de hielo.
Cuando salimos, mi mamá, mi
hermana y yo, que habíamos llevado a mis
niños, barajamos tres diferentes conjeturas sobre la cuestión:
-Mi mamá, por efecto metonímico, quiso creer que los pingüinos eran monógamos más allá del ciclo reproductivo, o sea:
toda la vida. Se casan una vez y para siempre.
-Mi hermana, en la cima del cinismo, dijo que para ella
era un verso y que cuando la pingüina volvía del mar se unía a cualquier macho --uno para cada, pero no el mismo que antes. A su favor hay que decir que la peli no brinda pruebas sobre lo contrario.
-Yo, ingenua como siempre, elegí creerle al documental --manipulado o no por el conservadurismo-- y no dudar en que los pingüinos son monógamos durante ese ciclo de un año
al menos. Antes y después, es otro tema.
Para Engels, la forma de sociedad más avanzada no es la familia sino la horda, "donde reinan
la promiscuidad y la poligamia. Para que se produzca la horda se precisa que los lazos familiares se hayan relajado y que el individuo haya recobrado su libertad". Engels --a quien para mí se le da menos bola de lo que debería dársele, y que sin dudas escribe mejor que Marx--, dice que el matrimonio sólo se concibe con dos elementos que le son inherentes e ineludibes:
la infidelidad y la prostitución.
(Y mientras yo escribo estas sandeces pasan cosas copadas.)
En el cielo, con diamantes
[...] Por poesía no entiendo aquí sino una historia ficticia. La historia se ocupa de las cosas, cuyas impresiones constituyen los primeros y más antiguos huéspedes de la mente humana, así como la materia prima del conocimiento. La mente humana está continuamente ejercitándose --y aún jugando-- con estos objetos y con este material; como quiera que todo el conocimiento no consiste sino en la ejercitación y la operación de la mente, cabe pues considerar a la poesía como ese juego."Descripción del globo intelectual". En: Francis Bacon, Teoría del cielo.
Buenas noches a todos.
Me acosa el carapálida
Alguien sigue marchando acá:
"[...] Es el problema con la clase media: con y desde ella se puede mantener un diálogo civilizado, y hasta interesante, pero no hay
tragedia."
Me olvidé de avisar no te voy a mailear ni una sola vez en cuatro días
Y capaz en el medio me muero con la pelvis rasurada-conejto de Emme.
Palpito papito
La moza
también se parece a Scarlet. Me contesta el piropo diciendo: Soy de Ucrania. Estamos en una mesa de vidrio, él, yo y un señor de chaleco que habla por celular sin parar. Le pregunto cómo le fue
ayer y me dice que desde la última vez que estuvo en Puán, la gente se viste mejor y va en auto. Que cosechó aplausos y ovaciones de una masa de tontos que le festejan cualquier pavada. Que ninguno de los entrevistadores pudo pincharlo. Imita a Panesi y le sale igual.
Le digo que
una amiga me dijo que cenó con él. Me dice que le gustó desde que la conoció en un Banelco.
Le recomienda el blog de
Tomas al hombre que está con nosotros, un economista de más de 50 palos que no deja de mirarme las tetas sin corpiño debajo de la blusa transparente de cuando mi mamá era hippie. Yo no puedo dejar de mirar al chico que me mira desde la mesa de atrás con un libro abierto que no lee. Pienso: tengo que venir más seguido
acá. Le digo que Tomas le gusta por la anécdota que escribió sobre él. Me dice que Tomas le gusta porque es lindo, pero que le gustó más la experiencia de
Tortiluchas, parodia del cuento del
Turco sobre su encuentro apócrifo con Borges. Le digo que le falta leer la de
Funes, pero dice que casi no lee blogs.
Y después de la charla sobre el mundo virtual -que se agota en unos cinco minutos- hablamos del matrimonio, el amor y los hijos. Le pregunto detalles y le aclaro que no lo estoy controlando, sólo quiero saber. (Ahora tenemos algo más en común que un paseo en barco en los 80.) Y mientras otros se ríen cada vez que abre la boca, yo lo miro seria y aprendo de él cómo ser un buen papá.
Verklärte Nacht -nada en la agenda me hace temblar
Él tenía una camisa con cuadrados azules sobre fondo blanco, y ella un suéter grueso de una gran tienda europea. Fuimos a ver una película sin música. El protagonista era un bebé que nunca lloraba y en varias escenas (cuando la mamá lo acuesta en el aire y la cabeza no le cuelga; cuando van en moto a mil) era de plástico. Dos días antes había decidido escribir poemas de amor pero no, de casi-amor, de amor que podría ser pero no es.
El miércoles, en el cine, aprendí que las lágrimas pueden saltar de los ojos hacia adelante, como en los dibujos animados. Cuando terminó la peli, ella, siempre brillante, dijo: "Él se redimió"; él no dijo más que: "La chica usaba pollerita y botas, como vos". Abrumada, no pude emitir jucio estético.
Ayer, en cambio, redimiendo en la noche un día agitado -noche transfigurada-, viendo en la tele Perdidos en Tokio con Benita, ella dijo: "Esa chica se parece a mí", y comprobé, una vez más, que salió, como la madre, pagada de sí.
The Shiny Stat Song of the Day
El día llega a su fin, quiero entender la deriva
que te hizo llegar a mí.
Estrellas brillantes de las estadísticas,
buscaron videos de minas bien vestidas
y "un lindo poema para mi chica marina".
Modelos posando en tanga, bebé tatuado en Sony
y elegirle un peinado a tu pequeño pony.
Las estrellas forman fila y cada día una más,
o una y media. Hoy hice llorar a alguien
y alguien me hizo llorar a mí.
Rascacielos de visitas que aumentan
pero poco negro y mucho gris.
Muñecos bailando, papá coje a la mucama bien
antros, vezzetti, coctel, conejito de papel.
Moral y buenas costumbres
Usuario anónimo: si me dijiste Maruschka Detmers por esto, me conocés bien. Siempre me gustó Carmen. Si no, acá va algo más sobre mí. Igual, es lindo que los lectores sepan tanto de cine.Una moral llena de fisuras es la que aprendí en la casa de mis padres. Pero una moral estricta, militante. Quiero decir: hasta hoy, aunque esté en borracha en un casamiento, no puedo canturrear las canciones de Palito Ortega; siempre serán sinónimo de dictadura. En casa, la cultura disco estaba mal vista y, cuando a los ocho me encerraba con amigas a inventar coreografías, mi mamá entraba, apagaba el grabador -con cassete prestado- y dispersaba. Mi mamá nunca se pintó las uñas de rojo y jamás se las dejó largas. Si el punk y el hippismo eran comparables, en casa se preferían los hippies, por lo que el punk tenía de reaccionario -me explicó mi madre un sábado, mientras caminábamos por Quintana. Las drogas blandas estaban bien, estaban en el aire, y el sexo: revistas y videos a la vista. El aborto fue un tema naturalizado. Aunque faltaran años para el día de dormir con alguien, sabía que en mi casa cada uno hacía lo que quería, y andar desnudos era habitual. De chiquita, en mi cuarto tenía un poster algo obsceno de Robert Crumb. Después yo colgué la foto de dos chicas preadolescentes besándose. La había recortado de una Penthouse.
No había literatura/cine/arte excluyente para adultos. En casa se organizaban proyecciones caseras en el living o excursiones clandestinas al autocine. Pero jamás se me permitió mirar la novela. Una tarde que mi padre me encontró conmovida por ver llorar a Andrea del Boca me llevó de una oreja a la habitación. No me dejaron escuchar a los Parchís mientras para mí todo era azul, rojo, verde y amarillo y el amor de Gema y Tino. No pudieron, de cualquier modo, impedir que me durmiera pensando en él. Me acuerdo el día que alguien regaló un disco de Michael Jackson. Mi mamá lo sacó y puso uno de Gilberto Gil, un negro de verdad.
Tengo sólo una vaga idea de lo que son esas películas, que algunos de mi generación recuerdan con nostalgia, en las que había personajes con nombres de pez (Mojarrita, Tiburón, Delfín?) ni las de Emilio Disy y compañía, pero vi sin entender casi nada El discreto encanto de la burguesía (y toda la obra de Buñuel), Ana y los lobos (y todo lo que había en video de Saura), Le Mépris (y toda la filmografía de Godard) a los diez -a los once ya me puse a estudiar para el Colegio. En la vida tuve que actuar como si las hubiera visto, pero en realidad -hasta que volví a verlas en mis veintes- sólo conservaba imágenes sueltas que eran más bien bloques de sensación sin sentido.
Mi madre había leído a los rusos (sí, a todos) a los siete, durante un verano en Mar del Plata, y de mí no se esperaba menos. No había motivos para que yo no conociera de memoria la obra plástica de la Nueva Figuración si mi padre había pintado con ellos. Mientras todas mis amigas bailaban lo que en los 80 se dio en llamar danza jazz sobre temas de Duran Duran, a mí sólo me era permitido estirar los miembros en el aire sobre músicas tribales o conceptuales en el estudio de Margarita Bali (cómo envidiaba las polainas de mis amigas). En mi casa, los countries siempre fueron malas palabras, aunque más de una vez mis padres debieron ir a buscarme a alguno al que había sido invitada, desentonando siempre con el paisaje general. Mi padre usaba un calzado alemán similar a una ojota, a veces con medias abajo, y a mí eso me daba mucha vergüenza. ¿Por qué no podía usar camisa o chomba como los demás padres y hablarles a las meseras como empleadas, como todos los padres, en vez de hablarles como a personas, saliéndose del guión del comensal, queriendo saber cosas de su vida en un intento doble de borrar jerarquías y levantárselas conmigo enfrente?
Hace poco, revolviendo cajas en lo de mi madre, mi hermana y yo encontramos una carta de hace casi veinte años. Era de mi papá, yo tenía trece y ellos se acababan de separar. Mi padre se había ido de viaje (a dar clases a un lugar de Europa creo) y me escribía: hablaba sólo de política, del país y de las noticias como si estuviera en un café con un hombre de cuarenta. Y nada más. En vez de un "Bueno, hijita, te quiero mucho, nos vemos" había un "Ojalá este presidente..."
En casa siempre se miró con malos ojos a la gente con dinero y peor aún a los que vivían para tenerlo. Había una ambición burguesa, pero cercenada por una austeridad ideológica. Cualquier empresa movida por el dinero era despreciable.
Durante años estas enseñanzas me parecieron horribles e hice todo lo posible (ir mucho a bailar y moverme en autos caros, por ejemplo) por contradecirlas. Me fui de casa a los veinte. Ahora empecé a moderarme y hasta estoy creyendo que adhiero. Con la moral se sufre, sí, pero dignifica. No quiero ser abusiva, pero a mis hijos les explico la realidad sin eufemismos. Que entiendan lo que puedan, pero no les puedo inventar una historia ingenua; me subleva. Ya, sin dudas, me odiarán. Andar desnuda es una costumbre que conservo. Igual, persisto en mis rebeldías. Las uñas las uso cortas, pero cada tanto me permito usarlas pintadas de rojo.
Cualquier día es como domingo
buen día, ya es domingo, hay diarios. por suerte no es feriado como el lunes pasado, un día blanco, qué se podía hacer: bloggear --usuario anónimo, estás ahí? lindo post, no estoy para nada de acuerdo, usuario, ponete un nombre. el mundo está lleno de muerte del abuelo, nostalgia por los noventa --cuando salíamos de lunes a lunes pero no como ahora, con culpa--, reflexiones sobre el arte y la vida, sobre ser artista, o la nada, hacer cine o poemas. como cristina, nadie minimiza el móvil sexual de todo esto. hace un tiempo un chico me dijo que todo, todo era para eso, y yo no estuve tan segura. uno puede quedar agotado de tanta intensidad, las ganas de vernos las caras o de mostrarlas, intentos de hacer ruido, de romper todo, de conmover. ayer, such a perfect day, caminatas por la avenida de las chicas lindas, los parques cercados del corazón de palermo en la vereda de enfrente, la luz opaca. una despedida amable, promisoria, una buena peli, también. la vida está llena de canciones tristes. nadie hubiera dicho que terminaría bailando sobre la voz de robbie williams (longing) en el inving del hermano del revolucionario ese que sale en la remera de los nenes de palermo. no había fotos por ningún lado, pero los libros eran los mismos que en la biblioteca de mis padres, primeras ediciones de puig en sudamericana, tapas opacas de losada, obras completas de los teóricos del comunismo en encuadernaciones duras impresas en la urss. me salgo del género, no me considero borracha pero es tarde. moví la cadera enfundada en una camisa a cuadros talle 6 anudada en las costillas y una mini baja, pero más que dolly parton o daisy duke parecía una puta de saloon. no por eso hice nada, más que enloquecer con una nena de dieciocho que después, esperando un trago de melón en la barra, cuando un pibe nos preguntó si éramos hermanas, ella dijo, nene, ahora todas las morochas boconas somos hermanas, y se rió mientras me miraba. no tenía la autoestima baja, ya por la calle un cuidacoches me había tirado chau, nati oreiro. la comparación, claro, es más de lo que puedo aspirar, aunque me han dicho cosas mejores: jane birkin un desayuno de domingo, anna karina cruzando la vía de lacroze, naomi watts por libertador, natasha kinsky en la cama. por el momento, por qué no, les creo. una vez un jefe malo me comparó con la actriz de montaña rusa y me fui de la empresa con plata suficiente como para comprarse dos autos. no quiero tener auto me digo mientras leo la filosofía del dinero. cosas que me preocupan: las amigas que se aburguesan, los pibes atrapados en sus vidas a los que les estalla la bragueta. cosas que no me dan pena: las parejas que no pueden tener bebés, el accidente de lapa --te acordás, martín--, las catástrofes naturales en general, la gente a la que atropellan, la gente que matan por la inseguridad. tarea para el hogar: buscar argumentos. cosas que me dan pena: los nenes pálidos, las chicas que lloran por la calle, los chicos ahogados en angustia, y otras que no nombro porque tienen componente social y son de imaginar. secreto inconfesable: comprendo a los pederastas. recibo mensajes torcidos, chanfleados, y me paso el día pensando qué querrán decir. primero esto, al rato aquello. me despierto sin hambre y después: la voracidad. el domingo recién empieza y primero hay que tratar de soñar.
Hablamos de razón y revolución en la calle donde venden las armas
Yo pensaba en Rousseau y los sentimientos y él, caminando desde el fondo del aula, hobbesiano declarado con el que nunca había cruzado palabra, pasó al lado mío y me dijo: Muy bueno
eso que hiciste el otro día con los frankfurtianos. Le dije: Bah, una grasada y, con los cachetes completamente color ciruela, me levanté y me fui.
Nostalgia del futuro
SIESTA* presenta
Durante la noche de Vivien Kogut (Río de Janeiro, 1969)
[eu fiz a tradução]
Viernes 5 de mayo, 19.30 hs.
Feria del Libro - Stand de Brasil
* Gin Bombay gratis nombrando este blog.
Rampas
¿Alguien ya había visto el tipito ese en silla de ruedas que sale al lado del casillero vacío donde se escribe la palabra toda loca que te piden algunos blogs para comentar?
Sutil cambio de planes
Debido al paro decretado por APUBA, la lectura de poetas brasileños que se hacía hoy martes 2 y mañana 3 en el Rojas, se llevará a cabo en las mismas fechas, martes 2 y miércoles 3 de mayo, a las 19.30, en la Biblioteca Pública Manuel Gálvez, Córdoba 1558 .
I come to your emotional rescue
La próxima vez que por la radio me canten eso con voz orgásmica pongo una bomba en la emisora. Ah-ah, ah-ah-ah, ah-ah, ah-ah.
Señales de humo a través del aire y luz
La vecina de abajo fue mi profesora de biología en 4to año. Como es una mujer hermosa (siempre pienso en ella como Anita Ekberg), y daba educación sexual, los chicos morían por ella, y las chicas también. Tiene un gato que se llama Oktubre, como el bar donde pasé más tiempo que en clase. Su hijo es canchero, tiene una pelada temprana y también fue al Cole. Una vez fui a su casa y sobre la mesa baja del living tenía un libro de Fogwill. Siempre se escuchan invitados comiendo en su casa y los fines de semana sube un olor a salsa con mucho ajo.
La semana pasada me enfermé escuchando un disco y bailando en el living con mi hija --una de mis actividades favoritas. Hoy, viene sonando el mismo disco desde la casa de ella.
Madre e hijo
M: Buen día, bombón. ¡Ya empezaron los meses sin "r"!
L: Mamá, hello a la vida real.
En cuanto a mí
Nací con la muerte de Horkheimer. El potpurri, como a Adorno, me parece espantoso y me fascina Asia, como a Wittfogel. Me interesa la historia psicológica, como a Krakauer, pero sólo para estudiar --como el primer Fromm-- el estado de conciencia de una clase. Soy optimista como Grossman: el derrumbe siempre es para mejor. Como Neumann, pienso que el desorden domina la Tierra, pero cierto desorden me sienta bien. Intento, como Marcuse, participar activamente de los acontecimientos históricos concretos. No tengo mucha fe en la relación entre crimen y castigo como Kirchheimer. Mi padre nunca me financió nada como a Felix Weil. Como Grünberg, y antes Lukacs o Horsch, creo en la importancia de factores relativos a lo simbólico y cultural en las superestructiras ideológicas. Como Benjamin, creo que el lenguaje funda el mundo y, como a él, me cuesta no creer en Dios.
Poeta da pesada, do pagode e do perdão
Acompañando la edición, en los primeros meses de 2006, de 10 libros de poesía brasileña contemporánea en la Argentina, el 2 y 3 de mayo a las 19 horas se celebrarán en el Rojas estas jornadas de lectura y discusión. Es la primera vez que los lectores de habla hispana tendrán a su disposición una muestra tan amplia de la producción poética brasileña más reciente.
Los libros, editados por los sellos independientes Eloísa Cartonera, Siesta y Black & Vermelho, fueron traducidos por poetas argentinos. En las jornadas habrá lecturas bilingües de los autores y un debate acerca de la situación de la poesía en Brasil.
Martes 2 y miércoles 3 de mayo, a las 19, en la Sala Batato Barea del Centro Cultural Ricardo Rojas, Corrientes 2038.
En el stand de Brasil en la Feria del Libro, desde el 28/4 hasta el 7-5 a las 19 habrá lecturas y actividades con los autores.
LOS AUTORES
Angélica Freitas (Pelotas, 1973) es poeta y traductora. Su primer libro, Baibais & Rilke shakes, fue publicado en 2006.
Joca Reiners Terron (Cuiabá, 1968) es poeta, novelista y editor del sello Ciência do Acidente. Douglas Diegues (Rio, 1966) publicó Da gusto andar desnudo por estas selvas y Uma flor na solapa da miséria .
Camila do Valle escribe cuentos, ensayos y crítica. Publicó el libro de poemas Mecânica da distração: os aprisântempos (Casa 8, 2005). En la Argentina, publicó la serie de cuentos Robé y me tragué un collar de perlas preciosas (Eloísa Cartonera, 2006) y Mecánica de la distracción (Siesta, 2006).
Vivien Kogut nació en 1969 en Río de Janeiro, Brasil. Enseña lengua y literatura inglesas en la Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro (PUC-Rio). Publicó Água Rara (1996), Durante a Noite (2003) y, en la Argentina, Durante la noche + poemas inéditos (Siesta, 2006). Poemas suyos fueron publicados en la antología Esses Poetas: uma antologia dos anos 90 , organizada por Heloísa Buarque de Hollanda, en 1999.
Participarán también los editores y traductores argentinos de los libros: Wáshington Cucurto, Cristian De Nápoli, Cecilia Pavón, Marina Mariasch y Santiago Llach.
LOS LIBROS
1. Haroldo de Campos: El ángel izquierdo de la poesía. Editado por Eloísa Cartonera. Antología preparada por el Gonzalo Aguilar (UBA), con traducciones de Arturo Carrera, Daniel García Helder y otros, en edición bilingüe.
2. Jorge Mautner: Susi. Editado por Eloísa Cartonera. Traducción de Cristian De Nápoli.
3. Glauco Mattoso: Delirios líricos. Antología de poemas. Editado por Eloísa Cartonera. Traducciones de Mario Cámara.
4. Vivien Kogut: Durante la noche + poemas inéditos Editado por Siesta. Bilingüe. Traducción de Marina Mariasch.
5. A.A.V.V.: El Brasil de los '70: la "poesía marginal". Poemas de Roberto Piva, Wally Salomon, Chacal y Cacaso. Editado por Eloísa Cartonera. Selección, prólogo y traducciones de Diana Klinger.
6. A.A.V.V: Cuatro poetas recientes del Brasil. Poemas de Joca Reiners Terron, Angélica Freitas, Ricardo Domeneck y Elisa Andrade Buzzo. Editado por Black & Vermelho. Edición bilingüe. Traducciones de Cristian De Nápoli.
7. Douglas Diegues: Uma flor na solapa da miséria. Poemas en portuñol. Editado por Eloísa Cartonera.
8. Camila Do Valle: Mecánica de la distracción. Poemas. Editado por Siesta. Bilingüe. Traducción de Cecilia Pavón.
9. Camila do Valle: Robé y me tragué un collar de perlas preciosas. Relato. Edición bilingüe. Editado por Eloísa Cartonera. Traducción de Cecilia Pavón
10. Guilherme Zarvos: Morir . Poemas. Editado por Eloísa Cartonera. Bilingüe. Traducción: Cecilia Pavón.