En cuanto a mí
Nací con la muerte de Horkheimer. El potpurri, como a Adorno, me parece espantoso y me fascina Asia, como a Wittfogel. Me interesa la historia psicológica, como a Krakauer, pero sólo para estudiar --como el primer Fromm-- el estado de conciencia de una clase. Soy optimista como Grossman: el derrumbe siempre es para mejor. Como Neumann, pienso que el desorden domina la Tierra, pero cierto desorden me sienta bien. Intento, como Marcuse, participar activamente de los acontecimientos históricos concretos. No tengo mucha fe en la relación entre crimen y castigo como Kirchheimer. Mi padre nunca me financió nada como a Felix Weil. Como Grünberg, y antes Lukacs o Horsch, creo en la importancia de factores relativos a lo simbólico y cultural en las superestructiras ideológicas. Como Benjamin, creo que el lenguaje funda el mundo y, como a él, me cuesta no creer en Dios.