DISTRACCIÓN MASIVA
Decime Martha
[Martha Rosler, A Woman Must]
All the Right Friends
Él tiene razón: a
algunos se les va la mano.
Ahora, si me preguntás a mí, los amigos de los militares y los menemistas me caen mal. Y la indiferencia me mata.
¿Estás teniendo una aventura?
Todo fragmento de nuestra experiencia es portador de una doble significación. (...) Quizás, en ese primer sentido, sus funciones como elementos de nuestra existencia pueden ser iguales hasta la confusión.
La forma de la aventura, en el sentido más general, es que se desprende del contexto de la vida. En contraste con el encadenamiento de los círculos de vida, con la certeza de que en definitiva todos esos sentidos de marcha opuestos, esas revueltas, esos entrelazamientos trenzan un hilo continuo, se encuentra lo que llamamos una aventura. (...) Y sin embargo, es diferente de todo lo simplemente accidental, ajeno, de lo que sólo roza la epidermis de la vida. [Georg Simmel, Hauptprobleme der Philosophie]
Sugus
Cuando venían surtidos en una cajita de cartón, me los comía en este orden: verde, amarillo, naranja, azul, rojo (estos dos últimos a veces se alternaban).
Porque según el axioma del sabio Locke, ¨no es posible que haya injuria en donde no hay propiedad¨*
"Piglia hablará sobre Saer", dice el epígrafe bajo una foto de Felipe Pigna en Clarín. Podría hablar de eso, pero no me importa.
Podría hablar de la infografía sobre el perfil del delincuente en una nota. Las entradas son: argentino, desocupado, zona Sur, sin estudios, ojos oscuros, pelo negro, piel morocha.
Podría hablar de los camioneros, que piden que pongan argentinos para recibir la mercadería en los supermercados chinos. (En la radio, un periodista dijo: "¿Por qué no hacemos al revés y ponemos chinos en los camiones?", a lo que Ary Paluch respondió: "Bueno, la idea es adaptarse al mercado local, ¿no?")
Podría pensar y entender por qué la entrevista de Andy a Chacho Álvarez me alegró el día.
Pero por alguna razón prefiero
seguir hablando de esto.
[*JJRousseau, Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres]
Que tu Espíritu Santo que es un fuego, Señor, nos alumbre por dentro, nos encienda
Cerca de las 4, en plena garúa, se levantó y se metió en mi cama. Entre sábanas, la casa se prende fuego y él y yo estamos
incinerados. Las pesadillas no cesan. Por mi parte, me calcino en una playa y alguien que opina sobre mi bikini -pero con v corta, muy corta- perturba mi sueño al sol; hombres anónimos pretenden desempolvar los fantasmas de mi pasado reciente y otros, de a dos o de a tres, especulan sobre los latidos de mi corazón.
Ya estaba a punto de perder la
fe cuando recurrí a mi
dios y vi que, entre pocos, me había
elegido.
Si no terminamos juntos
La última vez que tocaron el timbre de mi casa a las 3 de la mañana, me pareció excesivo, me molesté (mi madre dormía) y culpé a la droga. Fue mi hermana, recién adolescente, la que me sacudió e hizo que me vistiera. Eran cuatro, pasaban en un taxi y me subieron con ellos. Tardé en entender que mi amigo se había muerto. Junto a su padre, hablamos con el gerente de la casa velatoria sobre la forma de presentar el cuerpo --en realidad habló el padre. El cajón estuvo sólo un rato abierto: el azul de los golpes de la caída se veía a pesar del maquillaje; después no vi más. Pasé lo que quedaba de la noche en una silla forrada en cuerina abrazando mis propios brazos y sin llorar, y a la mañana conocí el cementerio y los edificios de nichos, los entierros en general y los entierros de los humildes en particular. Para la procesión habían venido algunos escritores con anteojos negros y cara de
desagrado que habrían tenido igual si se hubiera tratado de un ágape;
también había
músicos y
amigos que no se van. Pero yo había estado más cerca de él en los últimos días que cualquiera de ellos. Para meterlo, sacaron otro cajón viejo. La tumba no tenía placa. Ese día, cuando volví a mi casa, me sentía rodeada de un aura extraña. Sentía la ropa contaminada, me la saqué por completo y --me acuerdo-- tuve sexo, pero no me acuerdo con quién. No sé si ya poseía las armas de la teoría para asociar sexo y muerte, pero sospecho que tenía al menos rudimentos. Después, durante meses no pude besar a nadie.
Anoche, cerca de las 4, sonó el timbre. Esta vez, la madre que dormía era yo y fui la única a quien despertaron porque estaba sola en la casa. Venía de navegar las horas de la vigilia de pesadillas previas al sueño; había mojado la almohada y había tenido furia y miedo. Cuando el timbre sonó ya estaba profundamente dormida y aunque la primera impresión fue el terror, decidí que esta vez no atendería. No estoy dispuesta a escuchar malas noticias. Además, lo más probable es que fueran unos chicos molestando en el barrio la noche del jueves al viernes.
Otoño transfigurado
De noche, evidente, tuvimos pesadillas. A él lo visitaba un pájaro y se posaba sobre su espalda con las patas afiladas de los pájaros; después volaba en el espacio acotado de la habitación y arrullaba: era una paloma. Como de noche no soy valiente lo refugié en mi cama. Yo también escuchaba los arrullos. Me culpé por la
película al mismo tiempo que me condescendía porque podría haber sido
otra, peor. Junté coraje y fui hasta su habitación, prendí la luz. No había nada. Seguíamos escuchando los ruidos. Entre arrullos, nos dormimos. La madrugada tardó por la lluvia y entonces me tocó a mí: soñé con una calle empedrada en el corazón de Brasil y una mujer cruzándola embarazada; soñé con una fuerza extraña.
Nos despertamos tarde, por la oscuridad, faltando a toda obligación y decidimos tachar el día del almanaque, perderlo anestesiados en películas y en comidas fuera de horario y vestimenta inadecuada. En un intento por quebrar el conjuro de la noche me duché, y mientras me vestía canté poseída por una fuerza extraña de la que hoy carezco por completo. Él me miró con el ceño fruncido y me chistó: con la canción traía, de nuevo, el ensueño y la demencia.
Wissenschaft und Hypothese
No,
el domingo no vi El destape. Por eso, anoche, para compensar mi dosis semanal de tv, me puse a ver
Desde el llano. Pero los radicales son tan aburridos que empecé con el zapping y terminé con Julieta Fazzari (la chancle del medio en
Grande, Pa!) que hablaba sobre cómo no enamorarse del hombre equivocado. Esperé a que llegaran los consejos, pensando en la productora que había levantado frases con efecto de textos de divulgación piscológica y demás, pero no. Fue mucho peor: Julieta se puso a hacer ¡un hechizo! O mejor, tal vez haya sido mejor.
Stop me oh oh oh stop me
Yo siempre sentí unas ganas incontenibles de sacar un FAL y descargarlo entero contra esas personas que, más probablemente en el hemisferio Norte, manifestan prolijamente en círculos, con carteles rígidos en los que se leen, con letra de diseño, statements como "pets have feelings too" o "no human being is ilegal". Lo que nunca pensé es que ese sentimiento podía surgirme aquí no más y más por la forma que por la causa. Eso hasta esta tarde en la que, por Libertador a la altura de Plaza San Martín, y mientras el reloj de la Torre de los Ingleses daba las cinco, un grupete de veinte o treinta inadaptados avanzaba a mano custodiado por dos motos de la cana, liderado por una mujer disfrazada de algo y dos hombres haciendo de campesinos explotados. Atrás venían otras personas entre las que divisé a una nena de diez y a una abuela en silla de ruedas. Los carteles, aunque bien hechos, no los llegué a leer (venía del lado de enfrente, y aclaro que el malestar no fue porque cortaran o complicaran el tránsito, cosa que no hacían) pero creo que decían algo así como "los agronegocios matan". Estaban casi para el fusilamiento en masa. Y sí, la nena y la vieja también.
Todas las cosas que quedaron por decir se dormirán
Irene baila con su hermana en la habitación. Se prueba una estola frente al espejo porque está empezando a sentirse princesa. En la casa donde nada, nada... y donde las cosas se dividen por el tipo de valor, curamos los dolores en la cama. Antes de dormir, tanteamos con una
película la tolerancia --ellos, la mía; yo, la mía-- del politburó parental, nos sacamos los ojos.
Ella estaría mucho más autorizada, pero yo nunca puedo dejar de pensar en mi madre cuando veo a Geraldine Chaplin. Mis hijos, con su familiaridad generacional frente a las imágenes en televisión, no dudan: "
Es tu madre". Hoy, de camino a comprar el regalo para un padre que no es mío, vi a un escritor comiendo solo junto a la ventana de una parrilla. Tomé café en una mesa grande donde creí que el Abad de Trabajo era el titular de la Afip, que el domingo pasado dijo en televisión "Mi teoría" y después: "Bueno, ´teoría´ es decir demasiado". Un Abad se preocupa por la retórica. Yo no debería increpar así a las personas. Más tarde, en el paseo obligado de los jóvenes sensibles con pelo cortado a cuchillo, estuve a diez metros de un Lichtenstein pero me propuse no acercármele. Estaba bien vestida, y sin embargo evité a los editores independientes que consumían allí con compañía. En la explanada saludé a una chica que no conocía pero ella se acercó y me dio conversación.
Ahora,
junto a las manillas de un reloj, froto con pasión para ahuyentar cualquier rastro el suelo de la habitación. Entre los libros, un cachorro de Jeff Koons dice que me ama para siempre. Y nosotros, en la cama, nos hacemos las preguntas retóricas de todos los domingos, mordemos el bombón con dulce de leche que empalaga el comienzo de la semana y vemos cómo las niñas besan cadáveres y
bailan.
El alma y las formas
Ahora descubro que el nombre Víctor me gusta, y lo escribo así, aunque se llame Alberto. Es como un hombre del Volinsky, indeciso aunque quiera ser valiente. Me pregunto por qué va tan rápido. Esta velocidad sólo es necesaria para un perseguidor o un fugitivo. Así de rápido vamos a perder el juicio. Los amantes de la velocidad más fuerte están en el frente, y la velocidad queda justificada.
Fuera de la ciudad, es una velocidad que sólo puede proporcionar el automóvil, cuando está loco.
Todo tiene un fin:
poschóchina obschestvenomu vkusu.
Five o´ clock tea, mi madre concluye en que su hija mayor es un monstruo y vos, ¿de qué lado estás?
Después de apagar las velitas, discutimos la
noticia de la mujer que mataron cerca del Club del Golf y los efectos más íntimos que provoca sobre nosotras.
Mi madre está impresionada: ella pasa por esa esquina todos los días, toma café en el lugar y por una suma de dinero que considera escasa, una bebita de tres meses queda sin mamá. Además, dice, la chica era una trabajadora, laburaba desde los 19.
A mi hermana le parece terrible que alguien mate por dinero, como le parecen terribles el hambre y la pobreza.
A mí
no me da pena, digo.
Podría pasarte a vos, dice mi madre.
Que me pase, le contesto.
¿No te importa que te maten?
No.
¿Y tus hijos?
Sobrevivirán.
Personalmente, digo, me parece increíble que los millones de desocupados y famélicos no estén acribillándonos a tiros y rompiendo todo en este mismo momento, mientras tomamos té inglés con tarteleta de frutillas.
tua pele, tua luz, tua juba
Hace seis años
te vi por primera vez y ahí empezó
todo.
la la la... fate, up against your will
caminamos juntos por la vereda de las fruterías buenas, donde venden bolsitas de
maní, con sobretodos negros, yo imitando hasta el riesgo de enfermar el
look de scarlet en la tapa de la revista y él con el
paquete que contenía el camino amarillo hasta la ciudad de los recuerdos.
tuvo miedo de que lo dijera y lo dije, y mientras hablaba me lo dio y entonces: la piel se llenó de ideas tristes y de
sorpresas.
Mein Alptraum
De noche me ataca, como un Comando, el fantasma de los eyaculadores precoces.
Pero de día floto atontada en
el cielo del Alzheimer.
Where is my authoritative weekly newspaper focusing on international politics and business news and opinion?
Primero es una amiga que viaja a NY y cuando lo pide en Ezeiza no lo consigue. Después es alguien que lo quiere comprar en el kiosco de Alvear y Ayacucho pero el kiosquero le dice que hace días que no está llegando y murmura algo más, algo que enrarece el diálogo. Y aunque los suscriptores --tal vez con un poco de retraso-- todavía lo reciben, el rumor se va corporizando. Al fin y al cabo, por más que sea como tapar el sol con la mano, bien podría pensarse dentro de la lógica K. Igual, por ahora es sólo un rumor, aunque si alguien quisiera chequearlo no sería tan difícil: bastaría, por ejemplo, con llamar al distribuidor y averiguar si es cierto que
el Gobierno prohibió la entrada de The Economist a la Argentina.