Caminar torcido
Viene hacia mí, contra corriente, rengo y en converse y, pum: la película -un tiro en la pierna, una herida mal curada por falta de acceso al sistema sanitario y chau, me enamoro. ¿Todo lo que salga de
esa escuela me va a tener así el verano entero?
Media cuadra después, amor incondicional: ella, con
los miembros abiertos de los hemiplégicos, y su hijto de dos, correteando primero.
Y más allá, otra vez: en el bar que vende sólo para llevar, un tipo en barba y mameluco, con mugre de semanas y tabaco negro, toma cerveza y es de mañana. Lo mío, definitivamente, es un abominable turismo sexual. Otra opción es que por ahí no sea para nada una extranjera.