Claro que importa quién habla
Ahora que
encima me
entero que era un
nombre falso, me decidí: No leo más blogs escritos bajo seudónimo --y, buen, si los sigo leyendo, porque la vida laboral es muy aburrida, los leeré con el menosprecio que se merecen, sobre todo si se trata de blogs de opinión (política, económica, cultural).
Las chicas que escriben cositas de su vida zafan, porque en fin. Pero a los demás, salvado el caso de los que "en el laburo...", ¿a qué se debe la clandestinidad? ¿por qué creerles? ¿a qué le temen?
Ya basta de
héroes anónimos.