Un poema que me regalaron cuando estaba embarazada (esto es fotolog)*
Ahí había una ausencia iluminada.
La canilla armada del patio
calentaba su hierro
agua de miel
en el balde tenso
y el sol se paraba
como una parrilla que se enfría
contra la pared
de cada tarde larga.
Así que en sus manos forcejeaban
en la bandeja,
el horno poniéndose rojo
mandaba su placa de calor
contra donde estaba ella
con su delantal lleno de harina
abajo de la ventana.
Ahora limpia la tabla
con el ala de un ganso,
ahora se sienta, embarazada,
con las uñas pintadas de blanco
y canillas rojas:
acá hay un espacio
otra vez, el scon se cuece
al tac de dos relojes.
Y acá está el amor
como la pala de un obrero
hundido más allá de su brillo
en la montañita de harina.