caballos
¿te acordarás, cuando crezcas, de esta casa? ¿de las santa ritas florecidas en el patio, la perra lisa, tan blanca, y la música que sonaba cerca de las siete? ¿será la sensación, como en bloque, de una piel caliente y suave y unas manchas fucsia, el aire especiado de la vecina de los gatos, esa que dijiste `me parece que está embarazada´?
tu jactancia, la certeza en las decisiones, la calma que me das cuando te acostás, abierta como una ranita, sobre mi panza. y el ritmo de tus bailes encantados, tanto más sutiles que unos giros enloquecidos. era extraño, cuando te llevaba en una sola mano, un peceto, mientras en la otra con las llaves abría la puerta pesada, de vidrio, que algo tan chiquito me diera tanta calma. ¿seguirá esa calma en vos, después de los años, después de esa vez en la que upa...? ¿son los atributos ´tesón´, ´templanza´ aplicables a una niña tan pequeña? quiero crecer hasta hacerme tan pequeña, me enamoré de vos hasta lo prohibido.
por la calle cerviño -ser niño, ciervito, trigo- íbamos caminando un día de marzo con tu padre, yo tenía puesto un sueter rosa con flores, como si supiera. en el bolsillo de atrás de mi pollera de jean, la misma que tengo puesta hoy llena de tajos, llevaba la prueba de que te tenía adentro. vos y yo, te desprendés de mí, insólita, ¿pero de dónde? ¿de
dónde saliste? querés ser igual a mí, el pelo largo, los vestidos; quiero ser igual a vos, a vos, a vos. vos y yo, somos tan distintas. masticable de frutilla, panadero, ovejita, cruel, tenés un imán.
una vez
te escribí un poema
Lo filoso del mundo se cierra, como una navaja
Que se cierra y no lastimaEn la mano, cerrada, suave y firme,
Que no escucha ningún ruido de varón
Después del click de la puerta. Nos sentamos
Juntas, sin sorpresas, sin alarmas,
Estamos seguras y cuidadas por un encanto
Contra las flechas que dispara el mundo, que yo atajo
Son débiles hasta el injurio. Todo blanco, amarillo y quieto
Las margaritas de nuestra vida se deshojan
Florecen, y se deshojan
Cada pétalo que cae hace más, no menos,
Que crezcan fuertes, fuera del alcance del hombre, accesibles
Sólo a quien nos quiere más, más ricas o más pobres.
y después otro poema, y otro, todos sobre caballos. es que tenés algo que ver con ellos. paso, paso, trote, trote, galope, galope, galope... ¿a dónde me llevarás? ¿cuántos corazones rotos en el camino abierto entre el pasto, con las flores azules a la vera que se comen los caballos...? las hadas del mundo revolotean a escondidas cerca tuyo.
manos de viejita, dijo tu hermano mirando la cuna de cristal en la que te colocamos desconcertados. y todos los nombres que te dio te enaltecían como joyas antiguas. naciste con eso, con el poder para hacer que las palabras suenen hermosas cuando uno las oye mientras te mira.