there would still remain the never-resting mind
él, primogénito, se encierra en la habitación a oscuras prendiendo y apagando una linternita. su hermana y yo entramos y negligentes, desmedidas, echamos un rayo amarillo y él grita "salgan, no existo". el domingo empieza así: prendo la tele para ver la hora y la temperatura y una chica, en español, canta y describe exactamente mi situación: tirada en la cama, viendo la tele...
si me preguntan, estos días estuve escribiendo un diario. diario del invierno (duro invierno, dice un amigo). por otra parte me daba vueltas en la cabeza escribir en el blog contra cierto parámetro de lo bueno en la cultura infantil. detesto lo infantil, pero la idea era ser un poco más específica. en algún momento tal vez pueda hacerlo. mientras tanto, las pesadillas continúan (anoche, un hombre perfecto decía que me regalaba un frasco de estrellas, pero la conversación derivaba en un diálogo que a mí, en el mismo momento, me resultaba insatisfactorio en lo estético; en otro, corto la arena con tijeras), como siempre lo mismo (ravioles fríos y helado al mediodía, ravioles fríos y helado a la noche) para que algo no cambie, e intento aprender de los personajes de las películas que produce gus van sant cómo la tragedia se convierte en calabaza: sometimes (mbv) y el sol que cae con insidia sobre mis párpados y las cosas.