Chicas, chicas
Me amigué con Pedro Mairal.
Would you mind apagar la luz before living
La casa está llena de materia en descomposición: una taza llena de leche cuajada, bolsas de nylon sobre la mesa del comedor donde los panes se tuercen y crecen pelitos verdes. Cualquiera diría que abandonanamos hace tiempo. Pero seguimos acá y --esto es literal-- todo lo que se pudre son los restos de un experimento.
¿Querés ser mi amigo gay?
Decía una chica en las proximidades del Abasto, anoche. Después, tuve esta idea para una película: una chica y un chico. La historia empieza con un desencuentro en el cine y sigue un año después, en un megacomplejo de cines donde se juntan todos los ex y las ex de tus ex y tus novios y las novias de tus ex y los chicos y las chicas con los que alguna vez te pajeaste/te garchaste y todos los chicos y chicas con los que te vas a besar --algo así como en Nieve de Kawabata, en el sueño del tipo que va al hotel: todas las mujeres a las que alguna vez amó (o era las que alguna vez lo amaron?) llegaban volando como no sé qué pájaros. En la realidad, yo estaba con mi hijo y el tipo del musimundo, el que me vendió el teclado, me dijo, vos no estás en la tele? y mi hijo con el cachete agujereado me dijo bajito, má, como el del kiosco y la del gimnasio. Ah, en la peli hay una escena en un telo, ellos tirados en la cama después de cojer y en la tele el presidente, la liberación de Gerez y la ejecución de Hussein. Se las regalo.